La semana ante pasada me encontraba en clase y se me pidió llevar un compás
para la hora de matemáticas, ya que era necesario para el desarrollo de una
guía. Para llevar a cabo el objetivo decidí comprarlo en la biblioteca, tal fue mi sorpresa al descubrir
que costaban $1.500 y como justo la siguiente clase era matemáticas no tuve otra alternativa más que comprarlo. Mientras más avanzaba la guía, ejercicio por ejercicio me fui dando cuenta que no necesitaba compás ,así que llegué a la conclusión que gasté dinero "por las puras".
Por
ende, me quedé sin dinero para mi colación, para mi uso personal ni para gastar
durante la semana. Aquel día estuve mendigando por comida y al llegar a mi casa
y contarle lo sucedido a mi mamá, ella se enojó conmigo por lo irresponsable
que fui.
Por Francisca Perez
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